Inmigrantes africanos
atestan por la noche la playa de Djibouti y tratan de captar la señal de
telefonía móvil de la vecina Somalia, mucho más barata. Un tenue vínculo con la
familia más allá de las fronteras.
Donde hay agua,
también hay dromedarios y pastores. Pero el espacio para la
vida tradicional seminómada se reduce. En Etiopía un dique
desvía el cauce del río Awash como parte de un proyecto para convertir el
desierto en una vasta plantación de caña de azúcar.
Oasis urbano, el
mercado central de Djibouti palpita con el tráfico. A bordo de
los autobuses llegan inmigrantes, que según Salopek han pasado en
tan solo una generación de pastores premodernos a asalariados en
esta ciudad de 500.000 habitantes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario