Entre las numerosas
figurillas que han llegado hasta nosotros del Egipto faraónico, hay algunas que parecen realizadas en vidrio.
Pero muchas de esas
que lo parecen no lo son, porque en realidad estaban fabricadas en
una loza finísima, una pasta de cerámica de acabado vítreo conocida como
fayenza con la que se fabricaban amuletos y objetos decorativos.
Pero sí que es
cierto que, a partir de la dinastía XVIII (entre los años 1550 y 1295 a . C.), apareció el
vidrio, que en el primer momento probablemente importaban desde Siria.
Este vidrio se
fabricaba calentando natrón ,
un compuesto mineral conocido en Egipto como “sal divina”, y cuarzo.
A esta mezcla se
le añadía un colorante azul procedente del cobre. Tras la fundición, se
le daba forma con la ayuda de un molde de arenisca, pues sin él resultaba muy
difícil otorgarles la forma hueca necesaria para la fabricación de vasos,
jarras o de los elementos que constituyen una vajilla, ya que el vidrio
soplado no se conoció hasta la época romana.
Fuente: Muy interesante.
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