Joan
Massagué, director del Sloan Kettering Institute, ha
culminado una investigación en la que arroja luz sobre cómo las células
cancerosas abandonan un tumor donde se originaron y se dirigen hasta un tejido
diferente. Allí, comienzan a reproducirse generando un nuevo tumor. Es lo que
se llama metástasis. Y la
descripción del mecanismo por el cual el cerebro se contagia puede ayudar en la
lucha contra ese tipo de tumores llegados de otras partes del cuerpo, ya que
representan el 90% de los que se dan en el cerebro (solo un 10% se
origina allí).
La mayoría de las
que logran insertarse en la corriente sanguínea no consiguen llegar viva a los
vasos de la cabeza, pero hay algunas que sí sobreviven, y se quedan incluso
años en ese órgano para acabar formando tumores más adelante. El equipo de
Massagué ha estudiado el "viaje" de esas células cancerosas en
ratones y han observado cómo los astrocitos, un tipo de célula muy común en el
cerebro, matan a las células invasoras a base de segregar un proteína llamada Fas ligand –en
realidad esta sustancia induce al suicidio a la célula–.
Ese proceso lo
conocían, pero lo que han descubierto ahora es el método de defensa de las que
logran sobrevivir: estas "elegidas" son capaces de segregar una
proteína llamada serpina que actúa como un antídoto, porque ayuda a la célula a
desobedecer la orden de autodestrucción. Y el resultado de la
investigación lo ha publicado la prestigiosa revista Cell.
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