miércoles, 19 de octubre de 2011

Carta del Dr.Pelta .Alergólogo del Gregorio Marañón.

Más seriedad y rigor con la homeopatía.

En relación con el comentario titulado Humor contra homeopatía, que apareció en
DIARIO MÉDICO el pasado 5 de octubre, en la sección Laboratorio del lenguaje, firmado por Fernando A. Navarro, deseo hacer las siguientes puntualizaciones.
Desde que se inició dicha sección colecciono la página todas las semanas, pues
siempre está repleta de erudición y acertadas recomendaciones sobre el uso adecuado del lenguaje en Medicina. No tengo el gusto de conocer personalmente al doctor Navarro, pero sigo su trayectoria profesional desde hace años por su encomiable aportación al mejor
uso del lenguaje entre los galenos. Son muy recomendables algunos de sus libros, como Parentescos insólitos del lenguaje o el Diccionario crítico de dudas inglés-español de Medicina.
Sin embargo, debo decirle que no comparto sus puntos de vista sobre su visión de la
homeopatía, Es preciso recordar que surgió gracias al genio de Samuel Hahnemann (1755-1843), un médico alemán que basándose en la experimentación en sujetos sanos estableció los cimientos de una rama de la medicina que cada vez tiene más adeptos.
En la actualidad son miles los practicantes y millones los usuarios de la homeopatía a escala mundial, y en nuestro país cada vez son más los médicos, las sociedades científicas, las universidades, las asociaciones profesionales y de pacientes que se interesan por ella o la
integran en sus decisiones terapéuticas y en su práctica diaria. Además, los medicamentos homeopáticos están regulados como tales por la legislación europea y española, y por ello se encuentran a la venta exclusivamente en las farmacias.
Mi formación especializada en Medicina fue inicialmente la Alergología, que continúo ejerciendo a diario, pero ya hace algunos años que incorporé a mi labor cotidiana los conocimientos de una ciencia que me resulta cada vez más apasionante. Mi vinculación con la homeopatía fue inicialmente en calidad de paciente, por una sinusitis crónica, y por haber sido intervenido quirúrgicamente con cirugía endoscópica nasosinusal en tres ocasiones, andaba desahuciado por parte de la medicina convencional. Debía de acostumbrarme a vivir eternamente acatarrado. Pero ante los buenos resultados obtenidos con los medicamentos homeopáticos, como hizo
Hahnemann cuando después de leer la obra Traité de Matière Médicale de Guillaume Cullen (1712-1790) comenzó a probar la quina consigo mismo, decidí ampliar mis conocimientos, y
este esfuerzo me ha permitido disponer de un arsenal terapéutico de sumo interés
para mantener mi estado de salud, el de mi familia y el de muchos pacientes.
Estoy convencido de que medicina no hay más que una, y de hecho hace años que en Norteamérica se habla de medicina integrativa para acoger a los conocimientos de la práctica médica convencional y de las erróneamente denominadas medicinas alternativas. Es
cierto que los homeópatas tenemos que transitar todavía por un largo sendero, que muchos de los conceptos y términos que se acuñaron en el siglo XVIII por parte de Hahnemann y sus
discípulos han ido evolucionando o inclusive han sido superados por haber quedado obsoletos, pero los profesionales también somos conscientes de que, aunque queda mucho por hacer e
investigar, cada vez son más las publicaciones científicas que avalan a la homeopatía.
En este sentido me parece muy aleccionador que un científico como Luc Montagnier, premio Nobel de Medicina en 2008, en una entrevista publicada en Science diera cuenta el pasado año de sus hallazgos experimentales según los cuales algunas secuencias de ADN bacteriano o viral son capaces de inducir cambios en las ondas electromagnéticas del diluyente.


AMÉN!!!

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