viernes, 22 de noviembre de 2013

" Luz en Hipocratia " by Emma Cano

Es una de las entradas que subo con más cariño y amor desde hacía tiempo. No hay nada más grande en este mundo que amar lo que haces diariamente....mi medicina....mi adorada medicina.

El día que decides ser médicx, el día que decides ayudar a los demás sin importar raza, religión, sin importar lo material....cuando sólo deseas hacer y dar lo mejor de ti....equivocándote, aprendiendo, volviendo a empezar.... cuando ves a un ser humanx y no lo ves como otro ser humanx sino como un paciente, porque te fijas en como respira, en su ingurgitación yugular, en su nevus en esa mejilla izquierda, en sus teleangiectasias vasculares.....cuando te vas a casa pensando en ese paciente que has visto en urgencias, en como estará mañana...en sí ese tratamiento ha sido el mejor...Cuando prefieres estar en un quirófano antes que en cualquier otro sitio...cuando le dices a tus amigxs....que ganas de ir al hospital y ellxs te miran como diciendo...que nerd eres....sí...es que AMO LA MEDICINA...
Y creo que si no la vives así,  entonces dudaría realmente si has nacido para ser médicx....





La distancia se acorta a la hora de hablar de intimidades. Las poses se pierden. En un hospital los hombres son esencialmente lo que son. La confianza adquiere un sentido absoluto. Los pacientes saben y sienten que el único motivo de que estés a su lado es que
les vas a ayudar. Esa tremenda entrega me creaba, de alguna manera, la obligación de implicarme en las miserias de otros. Y de paso, a veces fugazmente, también en sus alegrías.


La vida en tus manos.
Un enfermo se desnuda ante un extraño. No se resigna aún, la esperanza le vence por ahora.
No siente pudor.
Escalofríos, sempiterna incertidumbre.
Se deja observar, se deja tocar, se estremece.
Y la enfermera ilumina con su sonrisa las sombras del dolor.
La completa desnudez.
La ternura, el amor a otros.
El enfermo sostiene su esperanza con las manos, en un cofre de plata y esmeraldas.
La entrega absoluta. Su tesoro más amado.
El cirujano lo llena con toda su voluntad, con su sudor, con sus manos dadoras de existencia.
Es el ángel custodio de su sangre y de sus entrañas.
Revuelve en su interior, corta, explora, persigue el mal, decide en segundos.
Responsabilidad extrema. Entrega total.
La vida en sus manos.






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