Esta bebida tiene muchos años, y su fórmula exacta sigue siendo un misterio a pesar de los avances en técnicas de identificación de sustancias. Pero entre las compuestos cuya existencia se ha confirmado, está la cafeína, la sacarosa, y los compuestos fosfatados como el ácido fosfórico (aditivo alimentario E-338). A continuación se va a detallar lo que ocurre en el organismo a lo largo del tiempo después de ingerir la bebida. El tiempo es aproximado ya que depende de muchas variables individuales y ambientales, como por ejemplo capacidad para absorber glucosa o presencia de comida adicional que enlentece su absorción.
Primeros diez minutos: El contenido de azúcar medio de una lata de Coca-Cola es entre 8 y 10 cucharadas pequeñas, y esta cantidad varía entre los países para adaptarse al gusto de los habitantes. Esas cucharadas entran en un corto espacio de tiempo, pero no te satura el sabor dulce porque el ácido fosfórico camufla tanto sabor dulce.
A los veinte minutos: La concentración de azúcar llega a un pico en sangre por el poco tiempo que has tardado en acabar la bebida. Se provoca entonces lo que en inglés se llama “insulin burst”, se secretan grandes cantidades de insulina en el páncreas. La insulina ayuda a normalizar los niveles de glucosa por medio de varios mecanismos. Estimula los transportadores de glucosa, y también estimula la conversión de glucosa a grasa. La gente se preguntará no sin razón si es posible convertir esa grasa en azúcar de nuevo. La respuesta es no, nuestra naturaleza nos hace incapaz de hacer azúcar desde grasa, por falta de enzimas necesarias.
Cuarenta minutos: Se absorbe la totalidad de la cafeína. La cafeína es un alcaloide vegetal que estimula el sistema nervioso. Los efectos se hacen notar, las pupilas se dilatan, la presión arterial aumenta, y el hígado envía más glucosa al torrente sanguíneo. Unos receptores muy importantes que se encuentran bloqueados por la cafeína son los receptores de adenosina, esto previene el adormecimiento.
A los 45 minutos la producción de dopamina aumenta. Este neurotransmisor estimula los centros de placer del encéfalo, de la misma forma que lo harían ciertas drogas como la heroína.
A la hora, el ácido fosfórico se une a iones del organismo. El ácido fosfórico en condiciones intracorporales tiene carga negativa, por lo que químicamente atrae a los iones positivos, como el calcio, magnesio o zinc. Estos iones positivos tienen usos importantes para el cuerpo, y al unirse al ácido fosfórico, dejan de estar disponibles, y son eliminados en la orina. Los efectos diuréticos de la cafeína se empiezan a notar, por lo que aumentan las ganas de ir al baño, por lo tanto acabamos de eliminar calcio, zinc o magnesio que nuestro organismo necesitaba. En cuanto han sucedido todos estos procesos, y los efectos de la ingesta empiezan a decaer, te notarás cansado. Esto es porque el chorro de azúcar ingerido ya ha sido usado completamente sino se ha convertido en grasa. Aparte la cafeína ya esta dejando de activar el sistema nervioso.
Finalmente, se puede concluir que el problema no es la Coca-Cola en sí, el problema es el combo Azúcar simple + Ácido fosfórico + Cafeína, sustancias que juntas, provocan los efectos arriba descritos, y que se encuentran en la práctica totalidad de bebidas gaseosas.
Este texto está basado en el artículo en inglés de la página web Healthbolt.net, que tiene artículos de divulgación interesantes, sin embargo está orientado a los EEUU.
Escrito por: Alejandro Ciriano Cervantes, uno de los creadores del blog Nutrición 3.0.
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