martes, 8 de enero de 2013

Ellas sí son dignas de encomio :)

Desde la pequeña cabina de radio Ecológica, en el municipio de Cliza, ubicado en uno de los valles característicos del departamento central de Cochabamba, cuatro mujeres de generaciones diferentes provocan el debate y reflexionan sobre tópicos vinculados a la política y a sus derechos. Hablan sobre el ejercicio de la democracia, el control social, la equidad de género, la legalidad y temas similares, siempre desde su vivencia como mujeres de esta región.

Experiencias similares se repiten desde otras radios comunitarias, por los valles de esta región de la ladera oriental de la cordillera de Los Andes, eminentemente agrícola y subdividida según su altitud en valle alto, central y bajo. Por toda Cochabamba, mujeres que no pasaron por escuelas de locución ni producción radial usan las ondas para informar y formar a otras, así como para promover cambios en sus comunidades. Todas saben por propia experiencia que la radio es el mejor medio para llegar a las mujeres de sus comunidades, a sus hogares, donde es impensable la televisión por falta de electricidad y menos los periódicos por las distancias.

En Bolivia no hay un registro del total de radios comunitarias y sectoriales (mineras, sindicales, campesinas), porque la mayoría tienen escasa cobertura, son artesanales y operan sin licencia. Pero se estima que existen al menos 2.000 de estas radioemisoras. Su impacto en las localidades rurales y periburbanas a las que alcanzan sus ondas es indiscutible, gracias a su programación en quechua, aymara o guaraní, las tres lenguas más habladas por los 36 grupos etnolingüísticos de Bolivia, donde más de 60 por ciento de sus 10,6 millones de personas se declaran indígenas. Hay áreas donde existen programas bilingües o trilingües.

El objetivo del proyecto es el de recuperar sus saberes para promover un diálogo político intercultural y fortalecer una democracia de las mujeres.


Ninguna definición fue fácil. “¿Género? Eso para nosotras era solo una tela. Habíamos escuchado esas palabras en español, pero no sabíamos exactamente qué querían decir. Así que debatimos y los definimos en quechua”, destacó Norah Claros, otra participante en los talleres. Decidieron llamarlo “qhari-warmi” (hombre-mujer), porque en la cultura quechua la base es la complementariedad y paridad de los opuestos, y establecieron como su signficado: “Hombres y mujeres tienen los mismos derechos, capacidades y forma de vida, eligiendo y siendo elegidos, ayudándose entre ambos en el trabajo y la vida”.
El siguiente paso fue difundir esos conceptos entre las demás mujeres y promover su ejercicio cotidiano, porque concluyeron que, por desconocimiento de su significado, no son derechos exigidos ni practicados. Unas participantes plantearon realizar programas radiales; otras, talleres, sociodramas, cuñas radiales, entre otros. Tordoya propuso un programa radial, la iniciativa prosperó con el apoyo de Ciudadanía y decidió involucrar a sus hijas y su nieta mayor.

Fuente : Periodismo humano.

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