Entre
Beijing y Shanghai, China despliega un patrimonio histórico y natural que
maravilló a viajeros antiguos y que aún enciende la imaginación de los
occidentales.
A pocos kilómetros de la capital y con la estela de sus bloques de piedra perdiéndose en el horizonte, se encuentra la fortificación más extensa del mundo,
Wuzhen. La ciudad de los canales
De
nuevo en Beijing es el momento de recorrer los hutongs, las calles donde
se descubren diminutos comercios, vendedores ambulantes, niños correteando,
ancianos jugando al ajedrez y mujeres que cocinan en woks e inundan
el ambiente de aromas. Perderse por estos barrios de casas bajas equivale a
empaparse de viejas tradiciones, algo que también sucede en el Templo del
Cielo, un santuario al que los emperadores acudían una vez al año a rezar por
las cosechas. El legado imperial tiene otro enclave memorable 250 kilómetros al
noroeste de Beijing (cinco horas de tren) en el palacio de Chengde. Rodeado de
montañas, era un retiro ideal para huir del caluroso verano de la capital.
Y para que tengáis muchísimas más ganas de visitar China, aquí os dejo un vídeo que sin duda no os dejará indiferentes ;)
CHINA IN MOTION 1 Timelapse - 韵动中国1 全国联合拍摄延时摄影 from Timelapse China on Vimeo.
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